

¿Quién no necesita beber algo fresco en estos días tan calurosos? Pero, ¿sirve cualquier tipo de bebida para refrescarse y mantenerse bien hidratado? ¿Por qué los médicos insisten en la necesidad de beber mucho agua? Hoy hablaremos sobre la importancia de mantenerse hidratado y la mejor manera de hacerlo.
En los días calurosos sudamos más y, como consecuencia, perdemos más agua de lo habitual. Reponer esa pérdida extra de líquido es fundamental porque muchas de nuestras funciones biológicas dependen de que exista líquido suficiente en el cuerpo. Los requerimientos habituales de agua dependen de la edad, el sexo y el peso. Las recomendaciones oscilan entre los 1,5 litros para los niños, a los 2,5 litros para los varones adultos.
Como en otros aspectos relacionados con la salud, siempre es mejor prevenir que curar. La sed es el primer signo de deshidratación, pero es un signo tardío. No deberíamos esperar a tener sed para beber agua, especialmente en días calurosos o si hemos hecho algún tipo de actividad física intensa. Las complicaciones derivadas de una mala hidratación más frecuentes son:
- Agotamiento por calor.
- Calambres por calor.
- Deshidratación: Inicialmente cursa con sed, sequedad de boca y dolor de cabeza, pero puede evolucionar a un cuadro grave caracterizado por una aceleración de las frecuencias cardiaca y respiratoria, mareos o incluso pérdida del nivel de conciencia y shock.
- Golpe de calor: es también una complicación grave, especialmente frecuente en los días muy calurosos. Los síntomas principales son el mareo, taquicardia, y fiebre.
Ante la sospecha de una deshidratación moderada o de un golpe de calor, es importante acudir a un profesional, especialmente en el caso de los niños.
Existe la falsa creencia de que un zumo o un refresco, bien frío, nos refresca e hidrata mucho mejor que el agua. Esto no solo no es así, sino que además este tipo de bebidas, ricas en azúcares añadidos y pobres en otros nutrientes, son perjudiciales para nuestra salud porque aportan una gran cantidad de calorías vacías, favoreciendo la malnutrición, la obesidad y a la diabetes. En casos extremos, este tipo de bebidas podrían incluso empeorar nuestro estado de hidratación. Tampoco las bebidas light o sin azúcar son mejores, ya que su alto contenido en sodio favorece la aparición hipertensión.
De acuerdo con la Asociación Española de Pediatría, el mejor líquido para mantenerse hidratado es el agua fresca (12-13 ºC). En situaciones de calor extremo o después del ejercicio intenso, las bebidas isotónicas o los zumos de fruta natural (sin azúcares añadidos) ayudan reconstituir los minerales perdidos, pero estas bebidas no han demostrado ningún beneficio frente a la rehidratación con agua.
Por lo tanto, mis consejos para mantenernos sanos e hidratados este verano son:
- No esperes a tener sed para beber.
- Bebe agua fresca de manera abundante, especialmente antes, durante y después del ejercicio.
- Evita pasar largas horas expuesto al sol o hacer ejercicio durante las horas más calurosas (de 11:00 a 15:00).
- Mantente en lugares frescos y usar ropa ligera.
- Conoce los síntomas de la deshidratación y consulta a un especialista en caso necesario.