

Con el comienzo del invierno y la llegada del frío, aumentan las infecciones respiratorias. Vuelven a casa las toses, los catarros, la gripe, las bronquitis y las bronquiolitis. No todas las infecciones respiratorias son iguales y, para poder proteger mejor a nuestros hijos, es bueno tener unos conceptos generales y reconocer los distintos cuadros respiratorios para saber cómo actuar en cada situación.
A lo largo del año os iremos presentando a los principales causantes de las infecciones respiratorias en la infancia pero, en este post, queremos presentaros al Virus Influenzae, el causante de la gripe.
Con esta serie de preguntas y respuestas, esperamos que aprendáis a reconocer una gripe, sus complicaciones y, sobretodo, a prevenirla.
¿Qué es la gripe?
La gripe, no es un catarro, es una infección causada por un virus respiratorio específico conocido como Virus Influenza que se presenta en forma de epidemias anuales.
Existen tres tipos distintos de virus que pueden causar gripe en el ser humano (Influenzae A, B y C). Todos ellos tiene una cubierta de proteínas que sufre pequeños cambios, haciendo que el virus sea ligeramente distinto de un año a otro, de manera que nuestro sistema inmune no lo reconozca y pueda volver a ser infectado. Esos pequeños cambios son los causantes de la epidemia anual. En ocasiones se producen cambios más grandes (a veces porque el virus de la gripe humano se “mezcla” con virus propios de animales), lo que da lugar a un tipo de virus totalmente distinto frente al que nadie tiene defensas. Esto ocurre periódicamente, y da lugar a las pandemias, como ocurrió hace unos años, cuando apareció por primera vez la gripe A H1N1.
¿Qué síntomas de una gripe? Y ¿cómo distinguirla de un catarro común?
En ocasiones puede resultar difícil distinguir la gripe de un catarro o resfriado común. Aunque la gripe puede asociar “síntomas catarrales“como tos, dolor de garganta y congestión nasal, suele iniciarse más bruscamente y afectar más al estado general porque se acompaña de fiebre, dolores musculares y de cabeza.
Esta diferenciación es especialmente difícil en niños pequeños que no se quejan de mialgias (dolores musculares) ni de cefalea (dolores de cabeza), y en general presentan fiebre más alta, menos síntomas respiratorios y más síntomas grastrointestinales.
¿Cuáles son las posibles complicaciones de la gripe?
Las más habituales son las sobreinfecciones bacterianas en forma de neumonía, bronquitis u otitis medias, pero en ocasiones, la gripe puede derivar en problemas de corazón, dificultad respiratoria u otros cuadros de mayor gravedad.
¿Quienes son considerados “grupos de riesgo” para la gripe?
La Asociación Española de Pediatría los describe en su página web. Cada año puede haber alguna nueva incorporación, pero en general, los grupos de riesgo son:
- Los menores de 5 años y, en particular, los menores de 24 meses.
- Los niños con enfermedades que debiliten el sistema inmunitario (pacientes oncológicos, inmunodeficiencias, VIH…).
- Los niños con enfermedades crónicas como asma, enfermedades del corazón o diabetes. Este año se ha añadido a esta lista la celiaquía.
- Los niños muy obesos (índice de masa corporal de 40 o mayor).
- Los niños portadores de implantes cocleares
- Los niños prematuros,
- Los niños con síndrome de Down.
- Los niños bajo algún tratamiento crónico (como aspirina).
Si tu hijo tiene alguna enfermedad crónica, no dudes en consultar a tu pediatra sobre la vacunación. Es muy importante que los niños con factores de riesgo, y los niños que conviven con personas de riesgo, se vacunen cada otoño.
Si pienso que mi hijo tiene gripe, ¿tengo que llevarlo a urgencias?
La gripe no es una urgencia. La necesidad de atención médica depende mucho de la edad del niño y de si tiene alguna patología previa. Los niños mayores, sanos y sin factores de riesgo no suelen precisar atención médica. Los niños que tiene una patología previa también deben acudir a su pediatra para valorar si la gripe ha precipitado alguna descompensación de su enfermedad. Los niños pequeños, que presentan unos síntomas un poco diferentes y pueden empeorar de manera más brusca, sí deben acudir a su pediatra.
Los motivos para acudir a urgencias en el contexto de una gripe son: fiebre que no cede con los antitérmicos habituales, vómitos, dificultad respiratoria o empeoramiento brusco en un niño que evolucionaba favorablemente.
¿Cómo se trata la gripe?
En la mayoría de las personas, la gripe es un proceso autolimitado que no necesita tratamiento específico y que cede en unos 7-10 días sin complicaciones. Existe un tratamiento antiviral específico que acorta los síntomas si se administra en las primeras horas del cuadro, pero está indicado exclusivamente para determinados pacientes de riesgo. Para el resto, las recomendaciones son: reposar en casa hasta que desaparezcan los síntomas, asegurar una buena hidratación y tomar antitérmicos para la fiebre. Es recomendable seguir una dieta rica en frutas y verduras, fuente de vitaminas C y D, que ayudan a nuestro sistema inmune.
Los antibióticos son muy útiles para combatir las infecciones causadas por bacterias, pero son inútiles para tratar una infección causada por un virus.
¿Cómo podemos prevenir el contagio si estamos en contacto con un caso de gripe?
Las personas infectadas por el virus de la gripe pueden contagiar la enfermedad desde un día antes de presentar síntomas hasta 5-6 días después del inicio de los síntomas. Los niños se comportan como potentes agentes transmisores ya que eliminan más cantidad de virus y durante más tiempo que los adultos
En caso de tener contacto con una persona con gripe, ciertas medidas de higiene disminuirán el riesgo de contagio. Debemos enseñar a nuestros hijos la importancia de lavarse frecuentemente las manos y de no tocarse los ojos o la boca con las manos sucias. También es conveniente enseñarles a no toser cubriéndose la boca con la mano, sino con un pañuelo de papel que luego se tira o, si esto no es posible, sobre el hombro o el codo.
Lavarnos frecuentemente las manos con agua y jabón o utilizar un gel de hidroalcohol, ventilar bien la casa, no compartir vasos, cubiertos, servilletas ni toallas y, si es posible, evitar dormir en la misma habitación que el enfermo también ayudan a disminuir el riesgo de contagio.
¿Por qué hay que vacunarse cada año? ¿Por qué no hacen una vacuna que proteja para siempre?
Como ya hemos dicho, el virus de la gripe está en constante cambio. Cuando nos vacunamos, igual que cuando nos contagiamos de la gripe, nuestro cuerpo produce unos anticuerpos específicos para combatir ese tipo concreto de virus pero esos anticuerpos no serán eficaces frente a los futuros tipos de virus, especialmente si el cambio de un año a otro es grande.
La mejor manear de prevenir una gripe es la vacunación anual cada temporada.
¿Que vacunas de gripe hay disponibles? ¿Cual es mejor?
Existen vacunas que protegen frente a tres tipos (trivalentes) o frente a cuatro (tetravalentes) tipos de virus de la gripe. Hay vacunas que se administran por la nariz (intranasales) o mediante un pinchazo (intramusculares). También hay vacunas compuestas por virus muertos (inactivadas) y otras compuestas por virus vivos pero sin capacidad para producir la infección (atenuadas).
Es difícil elegir un único tipo de vacuna para todos los casos. En la temporada de gripe 2018-2019 la Asociación Española de Pediatría recomienda las vacunas inactivadas tetravalentes de administración intramuscular.
Si tienes cualquier duda, pregunta a tu pediatra cual es la vacuna que se prevé más eficaz para la temporada.
¿Qué niños son candidatos a la vacuna?
Algunos países, como EEUU, Canadá, Reino Unido o Austria, ofrecen una vacunación infantil universal: vacunan a todos los niños mayores de 6 meses. En España tenemos una política de vacunación de grupos de riesgo: que recomienda vacunar a todos los niños de más de 6 meses que pertenezcan a alguno de los grupos de riesgo citados anteriormente o mantengan contacto estrecho con personas incluidas en grupos de riesgo. La lista de indicaciones va creciendo cada año. No dudes en consultarlo con tu pediatra
Las contraindicaciones para la vacunación son: edad inferior a 6 meses o reacción anafiláctica o alérgica grave previa a la vacuna de la gripe o a alguno de sus componentes. El antecedente de reacción alérgica al huevo ya no contraindica la vacunación antigripal, como tampoco un cuadro catarral leve no complicado.
Si vas a vacunar a tu hijo, lo ideal es hacerlo antes del inicio de la epidemia, anualmente y en cuanto esté disponible la vacuna de ese año. Tu pediatra te indicará el número de dosis necesarias en función de la edad del niño y de otras características.