

Es habitual escuchar en los corrillos de padres y madres del patio del colegio o en el parque conversaciones sobre en qué percentil (fundamentalmente de peso) les ha dicho el pediatra que está su hijo. A menudo, aquellos que han obtenido “valores más bajos” se muestran preocupados por la salud de sus hijos, y se preguntan por la necesidad de realizarle exploraciones complementarias y administrarle suplementos alimenticios. Gran parte de la preocupación de los padres deriva de considerar los percentiles de crecimiento como las notas de un examen. Es decir, piensan erróneamente que estar en el percentil 15 es peor que estar en el 45. Vamos a aclarar algunos conceptos.
¿Qué son los percentiles?
Los percentiles son medidas que nos indican la posición que ocupa una observación (una persona) respecto al resto de la muestra. En concreto, informan del porcentaje de observaciones (personas) de la muestra que se encuentran por debajo un valor concreto Vamos a clarificar este concepto con un ejemplo:
“Juan es un niño de 5 años que acude a la revisión de pediatría, no ha tenido enfermedades en el último año, es un niño muy activo y come de todo. En la exploración física todo ha sido normal y tiene un percentil 25 para la talla y percentil 3 para el peso.”
La interpretación sería la siguiente: si tuviésemos una clase de 100 niños de 5 años y los ordenásemos del más bajito al más alto, Juan ocuparía el puesto 25. En esa clase habría 24 niños más bajos que Juan y 75 niños más altos que él. Lo mismo ocurre en el caso del peso. Si ordenásemos a los 100 niños de menor a mayor peso, Juan ocuparía el tercer puesto. Existen 2 niños más delgados que él y 97 con un peso superior.
Ahora que lo hemos entendido, ¿Qué valores de percentiles se consideran normales?
Se consideran normales los valores de los percentiles se sitúan entre el percentil 3 y el percentil 97. Como ocurre con otras medidas, el peso, la talla y el perímetro craneal siguen lo que en estadística se denomina “una distribución normal o campana de Gauss”. En la figura, el eje horizontal representa los valores de los percentiles y el eje vertical, el número de personas. el rectángulo verde engloba los valores entre el percentil 3 y el percentil 97. Esos valores se consideran normales y, por lo tanto, todos los niños que se encuentran bajo la curva delimitada a la izquierda por el percentil 3 y a la derecha por el percentil 97, se consideran igualmente normales.Volviendo al ejemplo anterior, Juan, con un percentil 3 de peso y un percentil 25 de talla está dentro del rango de valores considerados normales.
Ahora, la pregunta del millón: ¿qué son los percentiles de crecimiento? ¿Cuál es su utilidad?
Los percentiles de crecimiento son medidas que permiten comparar a los niños de la misma edad, sexo y origen étnico en cuanto a su peso, talla y otras medidas como el perímetro craneal. Además, definen el ritmo normal del crecimiento, por lo que sirven para detectar posibles alteraciones y problemas del crecimiento de forma precoz.
¿Pero entonces, mi percentil depende de con quién me compare?
Pues sí. Las tablas de peso y talla han sido empleadas desde hace muchos años. Inicialmente, la población de referencia con la que se definían esas tablas era la que formaban los niños de la propia población local. Sin embargo, en los años 70, La Organización de la Salud (OMS) concluyó que las tablas y gráficas que se venían utilizando no reflejaban adecuadamente el crecimiento de los niños durante sus primeros años. Recientemente, la OMS ha elaborado nuevas tablas y gráficas utilizando una gran muestra de niños sanos de diversos continentes y distintas etnias, que habían sido alimentados con lactancia materna. Estas tablas y gráficas reflejan de manera más veraz el crecimiento normal de los niños y es por eso que son las que se emplean habitualmente en las consultas de pediatría.
Los números importan, pero no son lo fundamental. ¿Qué es una curva normal de crecimiento? ¿Cuándo hay que preocuparse?
Un valor aislado de un percentil carece de valor y no es útil en el seguimiento del crecimiento del niño. Para detectar alteraciones en el crecimiento y desarrollo de los niños son necesarias mediciones repetidas a lo largo del tiempo que se representan en sus correspondientes gráficas de crecimiento. Desde que un niño nace, el pediatra y la enfermera de pediatría recogen su peso, talla y perímetro craneal de forma regular en las revisiones de salud. De esta forma se construyen su gráfica de peso y de talla. De esta manera, podemos ver no sólo cuánto pesa y cuánto mide el niño en un momento puntual, sino además, cómo ha sido su evolución y su velocidad de crecimiento.
Tomemos de nuevo el ejemplo de Juan y su percentil 3 de peso. No es lo mismo que Juan sea hijo de padres delgados y que haya ido creciendo a un ritmo adecuado, permaneciendo en el percentil 3 desde el nacimiento, a que Juan presentase al nacimiento un percentil 80 de peso y paulatinamente haya bajado en las sucesivas revisiones hasta estar ahora en el percentil 3. Nuestro Juan está dentro de los valores normales en los percentiles de peso y talla y no tiene alteraciones en la exploración física. Además, es activo y come variado, ¡genial!
También podemos detectar trastornos y enfermedades si vemos que un niño presenta cambios al alza en sus percentiles de talla y peso. Veamos otro ejemplo:
“María es una niña de 8 años que los últimos 2 año ha ascendido del percentil 50 de peso, al 75 y ahora al 97. Su talla se ha mantenido constante en el percentil 25”
En este caso, el crecimiento de María no se ha producido de manera armónica. Es decir, ha aumentado el percentil de peso, pero se ha mantenido estable en el percentil de talla. Para los pediatras ésta es una señal de alarma. Ahora deberemos investigar a qué es debido ese aumento de peso. Si es debido a causas nutricionales, imaginemos que María come mucha bollería industrial, refrescos…Y su nivel de actividad física es bajo; estamos ante un caso probable de malnutrición y sobrepeso u obesidad.
Si, hubiésemos encontrado que María está en un percentil 97 de peso pero también de talla (crecimiento armónico), estaríamos ante una situación de aceleración del crecimiento que podría ser señal de una pubertad adelantada.
Educación en la diversidad y en buenos hábitos alimentarios.
Es necesario educar desde edades tempranas en la importancia de una alimentación saludable. ¡Lee la entrada de nuestro blog sobre la importancia de la alimentación y los hábitos de vida saludable durante los 1000 primeros días de vida! Por ello, en la medida de lo posible, intentaremos que las comidas sean un momento agradable de encuentro familiar. Si nuestros hijos son delgados, pero sanos no debemos caer en el error de ofrecerles mayor cantidad de alimentos, especialmente los muy “palatables” (bollería, pasta, lácteos…) o suplementos artificiales con la intención de que ganen peso.
Como sabemos, en el crecimiento y desarrollo de cada niño intervienen factores genéticos y ambientales. El objetivo no deber ser que los niños sean niños flacos y altos, sino que crezcan sanos y felices. A este respecto es importante recordar que muchas veces la riqueza está en la diversidad.