


Si estás pensando dar un cambio a tu dieta, dejar de comer ciertos alimentos y comenzar a organizar tu menú, este post es para ti. La clave está en la despensa. En este post te daremos algunos consejos y te explicaremos qué alimentos no te pueden faltar.
Uno de los pilares básicos para seguir una dieta equilibrada es tener una buena despensa con la que preparar una comida saludable. Para ello, es importante dedicarle un tiempo a decidir qué alimentos no pueden faltar en la despensa para hacer un uso provechoso de ellos y poder improvisar cuando sea necesario.
Beneficios de tener una despensa con de alimentos saludables
1Disponer de una despensa que contenga SOLO alimentos saludables te ayudará a que, elijas lo que elijas, sea saludable.
2Te ayudará a evitar caer en la tentación de elegir productos que no te ayudan a conseguir tu objetivo.
3Evitará a que los más pequeños de la casa vean y escojan esos alimentos que tanto llaman su atención y suelen ser poco saludables.
4Te dará soluciones rápidas cuando tengas pocas ganas de cocinar. La pereza ya no será un problema.
5Ahorrarás tiempo y dinero porque no tendrás que hacer la compra todos los días. En general, los alimentos saludables suelen durar más y costar menos que los precocinados.
6Lo más importante: facilitará que tú y tu familias os acostumbréis a seguir un tipo de alimentación más saludable.
Alimentos que no pueden faltar en una despensa saludable

Cuando hablamos de «despensa» nos estamos refiriendo tanto a la nevera, como al congelador y los armarios, que permiten almacenar alimentos que requieran ser conservados a distintas temperaturas.
No es ningún secreto: los alimentos que no pueden faltar en una despensa saludable son los mismos que componen la dieta Mediterránea:
- Verduras y hortalizas de temporada.
- Frutas frescas de temporada.
- Legumbres secas.
- Cereales integrales (pan, arroz y pasta integral, cereales de desayuno tipo muesli, bajos en azúcares añadidos).
- Tubérculos (patata o boniato).
- Harinas integrales (trigo sarracenos) o harinas sin gluten (alforfón, quinoa, maíz, arroz, soja, garbanzo).
- Carnes blancas (pollo, pavo, conejo).
- Carnes magras del cerdo o de la ternera (lomo, chuleta, filete).
- Embutidos saludables (jamón york, pechuga de pavo o de pollo).
- Pescados blancos y azules.
- Huevos.
- Lácteos fermentados (yogures) y quesos bajos en grasa.
- Frutos secos naturales sin tostar.
- Conservas (procesados saludables) a base de verdura, legumbre, enlatados de pescado, marisco, encurtidos.
- Aceite de oliva 0,4 ó aceite de oliva virgen extra.
- Congelados de verduras.
- Platos caseros elaborados (ver qué es el batch cooking).
- Hierbas aromáticas y especias.
- Café, té o infusiones.
- Cacao y chocolate negro (>70% de pureza).
A continuación os dejamos un vídeo con el que podéis aplicar estos conocimientos introduciendo en vuestras recetas el típico sofrito mediterráneo.